Auténtico cheque firmado por Paul Charles Caravello (Eric Carr) en 1984

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Cuando recibí el sobre que me dejaba el correo por debajo de la puerta de casa con envío de mi amiga Loretta Caravello (hermana de Eric Carr) ya sabía qué había en su interior. Lo esperaba. Lo ansiaba, tal vez como pocas veces me ha sucedido.

Loretta ya me había anticipado en una de nuestras tantas comunicaciones, que me enviaba ni más ni menos que un cheque completado de puño y letra por "the one and only" Eric Carr en 1984 utilizando su verdadero nombre: Paul Charles Caravello.

Loca historia la de este cheque que ahora ha llegado a mis manos, una extraña pieza de la Kisstoria. Eric completó el cheque para abonar la cuenta del odontólogo que atendía a su madre, Connie. El dentista era un tal Dr. Wolfe y el monto del cheque Nº344 del Chemical Bank de NewYork, era de 140 Dólares. El cheque tiene fecha del 24 de Julio de 1984.

En la aclaración del destino del cheque (Memo), al pie del mismo, dice "Mom's denstist" (dentista de Mamá) y la firma muestra su nombre verdadero: Paul Charles Caravello.

Como detalle de parte de Loretta, vale exhibir el certificado de autenticidad (sobre hoja membretada de StreetGang Productions Inc.) por ella enviado junto al cheque: "Esto certifica que este cheque personal Nº344, fechado 24-7-84, 140,00 dólares, Dr. Wolfe, es un cheque genuino perteneciente y firmado por Eric Carr, de Kiss".

Loretta Carr, hermana de Eric Carr

11 de Agosto de 2011.

Mi pregunta a Loretta surgió casi obligada: ¿y cómo tenés este tipo de cosas de Eric?

La respuesta llegó en un mail en el que me contó que Eric conservaba una caja con sus papeles relacionados a temas impositivos. Eric era muy ordenado a la hora de llevar control de sus cuentas. Lo concreto es que después de un tiempo los bancos devolvieron toda la documentación y cheques (entre otras cosas) y la familia Caravello siguió conservándolos. Así es que éste y tantos otros papeles importantes de Eric Carr han sobrevivido al paso del tiempo, han regresado a manos de sus familiares y hoy, afortunada e inesperadamente, está en mi modesta colección...

Gracias Loretta.

Marcelo