




Aquella noche tan sólo hizo falta que Bruce se sacara su traje de estrella del rock (nunca se lo pone porque es un tipazo común y corriente) y se calzara su guitarra (Acompañado por los kisseros Mafia) para hecerle saber a los fans de KISS que es un un músico como pocos y que sabe tratar a sus fans como un amigo más. Un set compacto, plagado de clásicos de KISS de todas épocas y la sensación de conocerlo desde siempre hicieron de aquel show una auténtica reunión de amigos.
Bruce se puso a la gente en el bolsillo y sacó a relucir su virtuosismo en un reducto, pequeño, íntimo y cálido que le calzaron como un guante al estilo (musical y personal) del genial Bruce Kulick.
En este post, algunas fotos (yo mismo las saqué) del recital...
Marcelo
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